La reforma judicial es sin duda necesaria pero su realización ha dejado mucho que desear, refleja problemas estructurales sistémicos que la votación popular no resuelve…la organización ha sido mala y muy politizada; tanto por los consejeros del INE donde algunos se opusieron poniendo trabas, dilatando y apostando a la desmovilización como por los partidos políticos opositores a MORENA y los stakeholders políticos que soterradamente o abiertamente se opusieron a la reforma, entre otros, la comentocracia y los medios de comunicación y el poderoso Deep State jurídico que incluso hizo una huelga todo pagado olvidándose de los “ciudadanos justiciables”, del “pueblo”. MORENA también llevó agua a su molino apelando a la “democracia directa” y a su populismo “exacerbado”.
Las elecciones de los jueces por voto popular fueron y estuvieron politizadas para bien y para mal. Fue, dice la Dra. Ana Lara un proceso que muestra muchas debilidades y está propenso a la demagogia y según Ana, limitó la elección libre y racional, fue finalmente poco incluyente.
Se favoreció la manipulación: no tomó en cuenta la profesionalización de los jueces ni tomó en cuenta el mérito académico y su desempeño profesional; tampoco se pudo conocer y evaluar con plenitud las prácticas profesionales de los candidatos. Señala que es exagerado e ideológico hablar de “pueblo” y convertirlo en un San Benito. Dice la Dra. En realidad se trata de un proceso ciudadano que requiere de buena y sana información. No la hubo con suficiencia. Concluye que evitar la demagogia de izquierda o de derecha es fundamental.
En este sentido, la Dra. Lara señala que la reforma judicial debe centrarse en la carrera judicial y en una estructura de ingreso, permanencia y promoción basada en una cultura de servicio éticamente reglada. Recomendable leer a Weber en su clásico “El político y el científico”.
La politización es la naturaleza de la vida pública: el hombre es un ”animal político”… lo peligroso es el mal uso, el uso ideológico del mismo: ningún juez o candidato a juez puede desprenderse de su ideología, sea conservadora o liberal.
Por eso despolitizar lo que es ontológicamente político, es al menos, una ingenuidad. Lo cual plantea un alto grado de complejidad y nos enfrenta a la paradoja: juez “autónomo//heterónomo” o “independiente//dependiente” o mejor: La justicia que somete y regula la ley o la ley por encima de la justicia; la democratización de la elección de los jueces por vía directa o indirecta, etecétera. Telar conflictivo enteramente político.