La demolición de un sistema de justicia esencialmente corrupto pasa por el realismo. Lo que se vivirá este domingo 1 de junio es el inicio inédito por comenzar a limpiar o contener una de las madrigueras conservadoras de la antigua hegemonía.
No será prístino porque es complejo y no tenemos una ciudadanía educada para comprenderlo. Será sin duda un ejercicio plagado de irregularidades y con riesgos, pero aun así el ejercicio debe ser visto como una búsqueda de una nueva legitimidad, de una democracia directa y no representativa. Es una lucha por imponer otra hegemonía o para decirlo en términos gramscianos: la construcción y consolidación de un nuevo bloque histórico.
Los enemigos de la democracia popular se oponen y han hecho todo lo posible por descarrilar el proceso; incluso las instituciones conservadoras han hecho todo lo posible por desacreditar o debilitar el voto ciudadano, incluyendo el “no salir a votar”. Hay una mezcla de esperanza y de escepticismo.
Secularizar a través del voto tiene riesgos, pero más riesgos tiene el seguir conservando una estructura judicial corrupta. Esta elección con todos sus riesgos es proceso que ensancha las libertades… entendemos que no es garantía de mejora per se, sin embargo si es posible disolver el establecimiento burocrático corporativo y clientelar, lo cual es una tarea de largo plazo… comenzar por cercenar a las cabezas de la Hidra no es un mal comienzo… veamos que dicen los tertulianos de Dialogantes.com