Es un reduccionismo etiquetar a todas las derechas como fascistas. Sergio Ortiz reprende a la sociedad política y a los medios de comunicación por usar los términos de manera irresponsable y simplista.
El fascismo es una visión de modernidad; una propuesta de una “nueva” humanidad, de un “nuevo” hombre; de un porvenir de la mano del Estado o enjaulado por el Estado.
Una propuesta autoritaria donde el individuo es nulificado o absorbido por la masa… históricamente surge como un discurso alternativo ante la debacle del occidente europeo y como una alternativa social ante el desastre de la primera Guerra Mundial.
Ofrece a los sobrevivientes formar una nueva “civilización”, guiados siempre por el Ogro/Leviatán llamado Estado encarnado por un líder fuerte.
El fascismo nace y pertenece a un partido y en el culto a un líder, donde el Estado es el tótem… las derechas americanas y europeas tienen insumos conceptuales del fascismo pero descreen del Estado; no plantean “más” Estado sino la reducción o la extinción del mismo…no es aplicable a Trump, Bolsonaro o Milei… al menos hasta ahora…; aplica a gobiernos como el de Mussolini, Hitler, Franco o Stalin … es un pensamiento reaccionario, autoritario, violento nublado por un fundamentalismo radical estatista. Es transversal a las posiciones de derecha o de izquierda.
El fascismo es un sistema económico-político-cultural basado en la dirección del Estado, nada más lejos del liberland y el nativismo de Trump y Milei que buscan liberar a los individuos de las cadenas de la burocracia estatal… no es bueno etiquetar: confunde y nubla el análisis…sin embargo, las acciones de un Bukele, un Milei, un Novoa o su líder máximo Donald nos hablan de rasgos fascistoides que nos hacen temblar…
