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Un comentario
La carta de la Dra. Claudia Sheinbaum, presidenta de México, es una respuesta inteligente, digna y oportuna a las primeras advertencias y conminaciones informales de Donald Trump, presidente electo de E.U. No es momento de una confrontación ni de escalar en el intercambio de amenazas. Es mejor comprender antes por las dos administraciones (sobre todo la estadounidense) las condiciones reales de la compleja relación política, económica, social y cultural de ambos países y las oportunidades de mejora a raíz de la complementación y cooperación en un marco de respeto a las soberanías respectivas. Hasta donde recuerdo, nunca ha existido una relación tersa en el fondo entre ambos países ni siquiera en el periodo neoliberal cuando predominó la subordinación, el entreguismo y el alineamiento de la política exterior de México a la agenda financierista globalista de E.U. La carta parece simple, pero es una cordial y responsable manifestación simbólica de la fuerza de un gobierno legal y legítimo que de ninguna manera pondrá en riesgo el interés general ni el patrimonio de su país para complacer los deseos del vecino del norte.